jueves, 24 de septiembre de 2009

MELODIA ONIRICA


Hace algunas semanas tuve un sueño extraño, diferente. Estaba con un grupo de amigos en una especie de salón de ensayos. Todos cantábamos una canción, aunque en el fondo sentía que el que la cantaba más fuerte era yo- por algo era mi sueño. La canción era particularmente melódica, contaba con varias estrofas y el estribillo era muy simpático. Recuerdo con claridad el tema de la canción, pero he decidido en este relato guardarme ese detalle. Solo puedo decir que era un tema muy importante para este seudo escriba.


Al despertar, tenía la canción en la punta de la lengua. La tarareé o tararié( o como miércoles sea) , y me hacía sentir muy bien; más aun teniendo en cuenta que nunca la había escuchado, ni menos cantado. Era algo así como una inspiración divina. Durante la mañana, la tuve en la cabeza. Le daba vueltas tratando de recordar las estrofas, pero era imposible. Así las cosas, decidí contentarme con tener al menos el estribillo, seguro de que podría agregarle las estrofas que quería.


Las horas fueron corriendo. Al promediar las tres de la tarde, quise volver a cantar la canción, pero no recordaba el tonito. Tuve que hacer un esfuerzo para tenerla conmigo.


Al llegar casa, ya de muy noche, me apenaba tener que hacer grandes esfuerzos para que no se me escape. Cada vez era más difícil.


Con el correr de los días, la canción prácticamente quedó olvidada, y mi intento de ponerle estrofas solo se volvió un proyecto frustado. Sin embargo hoy por aquellos extraños mecanismos y reacciones químicas de la mente, logré recordar la canción nuevamente y la apunté en un papel, para que nunca más se vaya de mi lado.


Ahora yo me pregunto y me respondo. ¿No será eso lo que le pasa a mucha gente? Cuando son muy jóvenes escuchan su canción, y la reconocen como tal. La pueden tararear. Les gusta, los hace felices, pero los problemas del día a día los agobian de tal manera que olvidan para siempre la letra. Cae la noche y ya no la recuerdan: los años han pasado. Ya no hay vuelta atrás.


Hoy creo firmemente que todos tenemos una canción; que unos nos decidimos a cantarla, mientras otros solo escuchan canciones ajenas y suspiran por haber abandonado las propias.


Hoy deseo seguir esuchando mi canción, y saber que, aunque otros se decidan a cantarla conmigo es, al fin y al cabo, solo mía.

jueves, 3 de septiembre de 2009

HASTA LA VISTA, BABY


Es momento de que te vayas. Se acabó. No más. Puedo sentir un poco de libertad en el alma y decir con todas sus letras un por fin redimido. Hasta la vista, adiós y espero no verte más, que el destino nunca nos vuelva a cruzar. Es cierto, me alegro de que haya llegado la hora de tu partida. Hicisite sufrir a mucha gente, pero todo regresó hacia ti con mucha más fuerza. Qué bueno. Al final te quedaste sola, envuelta en toda tu mentira, rodeada de nadie...

No te deseo mal, no me malentiendas. Al contrario, espero que te vaya bien. Aunque lo dudo. Al final, las personas como tú terminan solas y tristes porque no siembran amistades verdaderas, porque nunca son, porque viven odiando y criticando la labor de otros, muertos de envidia de aquellos que nos decidimos a vivir.

Así que chau, nada más simple. No es momento de un abrazo ni un beso. No tendría sentido. En el fondo sabes que estás dejando escombros tras de ti, pero los que quedamos podemos reconstruirlo, lejos de ti, de tu murmuraciones, de tu hipocresía, de tu cuchillo, de tu látigo, de tu oscuridad más siniestra.

Todos , y entérate bien, todos celebramos que te estés yendo. No por ti. Por mí, por nosotros.

Podemos, queremos y debemos sentirnos así. Es nuestro derecho. Y lo vamos ejercer, claro que sí...lo vamos a ejercer...