miércoles, 4 de marzo de 2009

NONA


Es dificil volver a escribir despues de varios días, en especial si esos "días" han sido particularmente complicados o singularmente dolorosos. Es mi caso. Hace varias lunas que deseo escribir sobre lo que siento, sobre lo que hay en mi mente, sobre lo que pienso, sobre aquello en lo que me he convertido en los últimos días, sobre aquello en lo que los últimos acontecimientos me han convertido.

Aún hoy, en este mismo momento se me hace difícil explicar en palabras lo que hay dentro de mí. No sé para quien lo escribo; si para ti, que lees en tu cómoda oficina, o desde tu casa a través de tu laptop, o de repente para mí mismo; para sanar una herida, para cerrar una puerta, para secar una lágrima...

Luego de la dolorosa y repentina partida de la "mamita"(la llamaré así porque todos la conocían con ese nombre) estuvimos revisando entre sus cosas, y entre ropas antiguas, fotos en blanco y negro, viejos artículos cuyo uso será siempre un misterio, encontramos una carta. El remitente: yo mismo. La destinataria: mi abuela. No quise leerla. Apenas pude leer la primera línea. Mamita linda. No podía. No era el momento. Los ojos se me ponían como dos cristales a punto de reventar. No quería. Me empeñé en llevármela a mi dormitorio. Comenté que la destruiría, que la quemaría sin leer. No me imaginaba qué le podía haber escrito, pero pensaba que lo dicho, lo escrito está hecho de una vez y para siempre, que sería doloroso volver sobre mis pasos, y el dolor me da miedo. Me equivoqué. No pude con la curiosidad, con el deseo de querer decirle algo más ,algo que yo mismo no entendía. Es curioso porque la carita ya avejentada por el paso de algunos años me sobrepasó. me sobrecogió poderosamente y causó en mí un gran impacto por muchas razones. Primero, porque a pesar de la sencillez con la que fue escrita y del sabor infantil que dejar sentir fue redactada a mis 16 años, aprox. Segundo, porque me conmovió el cuidado con el que mi abuela la tuvo en custodia; y tercero, porque redescubrí algo que mi querida nona se encargó de repertirme toda la vida: que, con el perdón de mi hermana y de todos mis primos, fui, soy y por todas las vidas que vengan por delante siempre seré, su nieto preferido.

Esa noche, en la soledad de mi habitación lloré. Lloré con mucha intensidad, lloré porque me habían quitado algo que quería tener para siempre, lloré porque porque con todo el dolor propio de una situación como esta, sabía que estaba cerrando un círculo.

Esa noche me quedé sin lagrimas y me alegra que así haya sido, porque al fin y al cabo...


sabía que el dolor ya se había ido a otra parte...


Sentado sobre mi cama, ya sin lágrimas, releí la carta una vez más, intentando descubrirme en ella, sintiendo una absoluta paz.



Mamita linda:

Espero primero que todo que puedas terminar de leer la carta sin llorar...





9 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy importante afrontar los momentos...
Que bueno que lo lograste.

Alis

Rous dijo...

en la misma exacta frecuencia...

Rulos dijo...

Era cuestión de tiempo Alis...., y de, de... bueno, tú sabes

Rulos dijo...

Yo diría cortados con la misma tijera, mi querida Rous jeje!!!

Anónimo dijo...

Si lo se, me alego por tu logro.


Alis

Sweet Mermaid dijo...

Te queremos mucho Rulitos...eres muy dulce.
besos

Rulos dijo...

Oh,Sweet Mermaid!!!Gracias por tus palabras y bienvenida a la blogosfora. Has quedado atrapa en un rulo muy rebelde

Un chico de Lima dijo...

Que post tan tierno y tan dulce... Me gustó muchísimo y me hizo recordar a un ser querido que partió hace poco.

Rulos dijo...

Qué bueno que ayudo q que te conectes con esa persona, mi querido Javier B. De eso se trata...