lunes, 18 de mayo de 2009

EVA


Necesito escribir esto antes de que se me vaya del recuerdo, antes de que pase a otra cosa y mi piel lo olvide. Ùltimamente me viene ocurriendo precisamente ello: muchos eventos y tan rápido que se me escapa de entre las manos el tiempo para escribir.
Hace muy pocos días mi alma mater organizó un conversatorio en uno de sus auditorios con quien es, a mi modesto entender, la mejor intérprete de la que contamos en nuestra música, una de las más ilustres embajadoras de nuestra cultura y nuesta raza: Eva Ayllón.
Es verdad que un conversatorio no es un concierto, donde quizás (y con toda seguridad) se deja sentir todo el aplomo y la sensibilidad del artista; sin embargo, no se podía dejar la oportunidad para escucharla...y así fue, pero de ello hablaré más adelante.
Toda la sala estaba ansiosa. Nos mirábamos y esperábamos las cinco de la tarde: hora pactada para el encuentro. Qusiera que en estas letras se pudiera dejar sentir toda la emoción que invadía la sala cuando entró la diva negra del Perú. No se trataba de un concierto, era más bien una sala pequeña, íntima, en la cual se podia percibir su respiración, tan cerca. Eva entró y toda la sala se iluminó. Su presencia era imponente, fuerte, sólida, sensible.
La entrevista empezó; pero no era una de aquellas frías que vienen enlatadas, listas para la televisión. No. Era un acercamiento profundo, íntimo, cálido, a la persona, a sus miedos, a sus proyectos, a sus esperanzas.
Los minutos fueron pasando. Ya éramos todos amigos. No había máscaras. De pronto cantó, y su voz se dejó sentir. Nos dejó un tamalito sellado con una fina estampa sin par. Luego vinieron las Coplas a Fray Martín y un paseo por la alameda de Chabuca.
La reunión terminaba. Nos invadía la nostalgia del fin, y terminó como tenía que ser: hablando muy de cerca con todos, animando, alentando a todos aquellos que vemos en cualquier forma de arte un refugio, una refrescante brisa.
A la siete de la noche, cuando la conversación había terminado, sentía amar la música más que antes, y rápidamente reconocí y que aquel sentimiento era compartido.
Reconocí entonces que estaba impregnado en nosotros su amor por la música, por las cuerdas y pentagramas, y una vez más admití que eso es lo que tiene que hacer un ser humano: dedicarse a aquello que ama, que lo colma, que lo hace feliz. Nada más. No hay medias tintas. Tienes que ser lo que tienes que ser.
Reconocí a una loca que un día, hace ya más de treinta años se decidió, aun con todas las dificultades que ello encierra, a emprender el camino hacia algo que todos tenemos el derecho y el deber de buscar: la plenitud de ser felices, y sentí que en mi camino no iba tan solo como pensaba...
Aquí un video de un selección de tres canciones maravillosas y con unos arreglos muy buenos.

2 comentarios:

Nené traviesa dijo...

Qué buena onda este feeling!

Rulos dijo...

Hey!!Nené traviesa!!bienvenida a un blog sumamente enrulado.
Sería lindo verte por aquí haciendo travesuras.
Yo las hago siempre y estoy buscando un cómplice. Te invito a jugar!!!