domingo, 3 de mayo de 2009

Sana, sana, colita de rana


El primero de mayo llegó con paseo familiar a lugares lejanos llenos de vegetación y esparcirmiento. La idea fue mía y tuve la venia de toda la family. Aunque soy partidario de la playa, el sol, el mar y ,como diría Don Ramón, la chicas en bikini, el contacto con los árboles, el pasto y el verdor es siempre estimulante. Por supuesto, la salidita fue una perfecta ocasión para mandar la dieta por el water, porque entre milanesa con papas fritas, zambitos de lúcuma, pyes de limon, manzanas acarameladas y un largo y prolongado etcetera, debo haber alcanzado los dos o tres fuckin kilos que ya había perdido.

La gracia me costó una grastroenterocolitis aguda; es decir, tener la huacha floja, estar con la bicicleta. Eso de por sí ya es un problema, pero sobre todo si le agregaba que me esperaba un ensayo de teatro que duraría cuatro horas de altos niveles de exigencia.

Antes de entrar al ensayo, me animé a entrar primero al aposento de lo intangible(al fondo a la derecha, como diría el Chavo) para tomar mis debidas precauciones. Ya preparado, me dispuse a empezar a ensayar rogándole a todos los santos que se apiaden de mí, con oracion especial a San Inodoro, por supuesto.

El ensayo duró cuatro horas. El tema: entrenamiento actoral. Para aquellos que no conocen sobre el asunto, el e.a. consiste en la preparación física que recibe un actor a fin de que su cuerpo se vuelva ágil, flexible, elástico, fuerte, vigoroso. Comprenderá entonces mi querido lector que aquello no se consigue con cuatro series de veinte abdominales...ya quisiera.

He estado sacando la cuenta, y caigo en cuenta(sorry por la redundancia) de que debieron ser aproximadamente quinientas abdominales, cincuenta planchas, doscientas sentadillas, más de una hora de estiramiento más allá de mis registros, entre muchas otras cosas. Fuera de ello, experimentamos con el cuerpo, sacándole el jugo a nuestra columna y a nuestras extremidades. Movimientos rápidos, lentos, intentos, precisos y definidos. Al ritmo de la música, era sorpredente cómo el movimiento del cuerpo cobra vida propia y te posee. Te hace suyo. Solo era cuestión de dejar que mi cuerpo sea creativo y se expanda. Poco a poco noté cómo adoptaba posiciones y posturas que nunca se me hubieran imaginado.Tantas, que los seguidores del kamasutra debieran rendirme pleitesía. Mi cuerpo solo fluía, nada más...

El ensayo , como ya antes mencioné duró cuatro horas. Hoy conozco músculos que antes ni sabía que existían, de todo el dolor que me causan. Sin embargo, es curioso, porque ninguno de los males que me aquejaba se asomó siquiera durante todo el entrenamiento. Una vez más confirmé una verdad siempre dicha: el teatro cansa, pero sana. Una vez más mis queridas tablas me recibieron con generosidad sobre ellas, me enamoraron con su dulzura, me cautivaron con su fuerza, me amaron con sus silencios.

Todo el dolor quedó atrás.

Cuando salía del ensayo, sin proponérmelo, llegó a mi mente una canción que me cantaban de niño cuando algo me dolía.


"Sana, sana, colita de rana. Si no sanas hoy, sanarás mañana."


Eso hizo el tetro conmigo una vez más. Me sanó. Me curó.

Sonriendo, me encaminé hacia la salida cantándome la canción que mi amado teatro me había cantado durante cuatro horas...


"Sana, sana colita de rana..."



(*) Aquí un enlace a un video de la canción: http://www.youtube.com/watch?v=Y0iB6xpRk84


2 comentarios:

Rous dijo...

Sin considerar los detalles cochinones, debo decir que fue refrescante, divertido y hasta instructivo este post. Deberías explotar mucho más el humor en lo que venga. Simplemente un "cague" de risa. Y la foto de los chibolos, ni qué decirte!!
beso

Rulos dijo...

Que asi sea!!!Oh yeah!!!